Un juez chileno ordenó el sábado la detención de un bombero voluntario y un exfuncionario forestal por presuntamente planificar y provocar incendios forestales masivos en la región de Valparaíso que causaron 137 muertes y dejaron a 16.000 personas sin hogar en febrero.

Un tribunal de Valparaíso dictaminó que los dos hombres, que fueron arrestados el viernes, podrían permanecer detenidos durante 180 días mientras son investigados.

El fiscal principal del caso, Osvaldo Ossandón, dijo a periodistas que el principal sospechoso es Francisco Mondaca, un bombero voluntario de Valparaíso de 22 años a quien se le acusa de haber iniciado físicamente el incendio. Dijo que se encontraron bengalas y fuegos artificiales en el vehículo de Mondaca.

Otro sospechoso fue identificado como Franco Pinto, ex empleado de la Corporación Nacional Forestal. Se le acusa de planear el crimen.

La fiscal de distrito del condado de Valparaíso, Claudia Perivancich, dijo que los investigadores tenían pruebas de que los dos hombres acordaron “de antemano cometer actos de esta naturaleza cuando las condiciones climáticas lo permitieran”.

Los fiscales dijeron que, según el testimonio de Mondaca, había un motivo económico detrás del plan: dedicar más trabajo a apagar incendios. Dijeron que no descartaban la posibilidad de que hubiera más personas involucradas.

El comandante de bomberos de Valparaíso, Vicente Maggiolo, dijo: “Estamos muy decepcionados con esta situación”.

Maggiolo lo calificó como un incidente aislado y dijo que no debería empañar el trabajo de los bomberos. “Llevamos más de 170 años salvando vidas”, dijo a TVN.

Christian Little, director ejecutivo del departamento forestal, describió la detención de un exfuncionario como una “angustia” para la agencia.

Tanto el departamento de bomberos como el servicio forestal dijeron que endurecerían los procedimientos de contratación.

El enorme incendio se inició el 2 de febrero en la reserva natural Lago Peñuelas, en la región central de Chile, y durante varios días quemó varias comunas, destruyendo más de 10.000 viviendas. Esta es considerada la peor tragedia en Chile desde el terremoto de magnitud 8,8 que mató a más de 500 personas el 27 de febrero de 2010.