Uvas exóticas se esconden en las alturas del desierto de Atacama en Chile

Las temperaturas extremas, el intenso sol del desierto y la gran altitud dan a las uvas cultivadas en el desierto de Atacama de Chile una piel gruesa, que según los productores nativos del desierto más seco del mundo produce un vino muy colorido con un sabor audaz.

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A 3.600 metros (11.800 pies) sobre el nivel del mar, entre picos de tierras altas con escasa vegetación, las uvas de la viña Caracoles soportan fluctuaciones extremas de temperatura y las inclemencias del tiempo. Aun así, Cecilia Cruz, quien ha estado a cargo del viñedo durante los últimos seis años, dice que está acostumbrada a las duras condiciones del desierto.

“Para mí no es difícil porque crecí en el suelo”, dijo Cruz, de 67 años. “Este es el futuro de mis hijos, así como el futuro, cuando yo no esté aquí, para ellos. Estoy muy orgulloso.”

Vista general de los viñedos de la viña Caracoles a más de 3.000 metros de altura, en la comuna de Socaire, en San Pedro de Atacama, Chile. (REUTERS/Rodrigo Gutiérrez)

Los nativos de Atacama como Cruz han cultivado durante mucho tiempo otros cultivos y han utilizado el ensayo y error para descubrir cómo cultivar uvas de las tierras altas. Cruz es uno de los 18 productores que forman parte de la Cooperativa de Agricultores de Lickanantay que elabora un vino, llamado Allyu.

El grupo produce alrededor de 12.500 botellas de Allyu cada año. La bodega ha ganado premios internacionales y el viñedo está cerca del destino turístico de San Pedro de Atacama.

A pesar de su éxito, Cruz dice que existen dificultades con el cultivo de uvas que, según él, pueden ser resueltas por especialistas que visiten el viñedo. Pero según el enólogo de Allyu, Fabián Muñoz, otros desafíos, como el sol abrasador, se han convertido en una ventaja al darle al vino un perfil único.

Chile, uvas, uvas exóticas El enólogo chileno Fabián Muñoz cata vino criollo dulce en la bodega de la marca de vinos Ayllu, en la comuna de Toconao, en San Pedro de Atacama, Chile. (REUTERS/Rodrigo Gutiérrez)

“Tenemos 360 días de sol, radiación ultravioleta, tenemos noches muy frías, esto hace que nuestros vinos tintos produzcan pieles más gruesas”, dijo Muñoz.

“Entonces, naturalmente de ese lugar, tenemos un vino tinto de muy buen color, con muy buenos taninos, un aroma muy versátil que hace que nuestro vino sea muy complejo, tiene mucho aroma, tiene mucho sabor”, agregó. .

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Faustino Ascencio

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