Mientras hace mandados en el centro de Santiago, la capital de Chile, Gina siempre se detiene en la catedral católica.
El hombre de 67 años permaneció allí unos 20 minutos, agradeciendo a Dios por su salud y encomendándose a su hijo que vivía lejos. También reza todas las noches en casa.
Pero él no había ido a misa en los últimos diez años.
Después de todo lo que pasó, todo el acoso sexual, ya no creemos. ¿Cómo podemos ir a Misa y confesarnos ante un sacerdote? el exclamó.
En Chile cayeron todos los indicadores de creencia en la Iglesia, excepto la piedad popular, dijo Eduardo Valenzuela, sociólogo de la religión de la Universidad Pontificia de Chile.
Lo que caracteriza a esta piedad es que no requiere la mediación de un sacerdote, admite.
Esta no es una crisis de la fe cristiana, sino una crisis de fe en la Iglesia Católica.
La visita del Papa Francisco a Chile en enero de 2018, y en las semanas siguientes, provocó un terremoto en la Iglesia chilena que expuso verdaderamente la crisis de los abusos sexuales.
El Papa convocó a los obispos chilenos a Roma en mayo siguiente y todos presentaron sus renuncias. A las pocas semanas Francisco publicó una Epístola al Pueblo de Dios en Chile en la que denunciaba el clericalismo y una cultura de abuso y clausura.
En ese momento, esperaba que las cosas cambiaran, dijo José Andrés Murillo, quien fundó una asociación para ayudar víctima del abuso sexual clerical. También fue abusada por el carismático y notorio exsacerdote pedófilo Fernando Karadima.
Cuatro años después de la carta del Papa, la Iglesia Católica en Chile parece estar sumida en una crisis interminable.
Solo el 19% de todos los católicos dicen que creen en la institución en 2021. Esa es una gran diferencia con respecto a 2006, cuando alrededor del 58% de los creyentes dijeron que confiaban en la Iglesia.
El catolicismo parece estar en caída libre en Chile. Solo el 42% de la población se declaró católica el año pasado, frente al 70% hace quince años, según una encuesta de la Universidad Católica.
Es una de las caídas más rápidas del mundo, dijo Valenzuela.
Pero es difícil identificar la causa raíz.
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