Los chilenos votan en un referéndum para decidir si se adopta una nueva constitución que reemplace la creada durante el gobierno del general Augusto Pinochet.
Un borrador anterior presentado por un organismo electo dominado por delegados de izquierda fue rechazado el año pasado.
El consejo constitucional, esta vez dominado por delegados de derecha, ha redactado una nueva versión más conservadora.
Pero las encuestas muestran que los chilenos todavía están divididos sobre si lo aprueban o no.
La presión para una nueva constitución comenzó en 2019 después de que masivas protestas antigubernamentales sacudieran a Chile, generalmente visto como un remanso de estabilidad en la región.
Los manifestantes, muchos de los cuales son estudiantes de izquierda, exigen cambios sociales y políticos drásticos.
Después de meses de interferencia, el entonces presidente conservador, Sebastián Piñera, acordó iniciar el proceso de reescribir la Constitución de 1980.
Pero el primer borrador, creado por una convención constitucional elegida por los votantes, resultó demasiado radical para muchos.
Muchos rechazaron sus amplias reformas y propuestas para renovar muchas instituciones estatales existentes, como reemplazar el Senado de 200 años de antigüedad por una nueva Cámara Regional.
También propuso que Chile sea declarado “Estado plurinacional” y reconozca los derechos de los grupos indígenas de Chile, que representan alrededor del 13% de la población, a sus tierras y recursos.
En septiembre de 2022 fue rechazado por el 62% de los votantes.
Se creó un nuevo consejo constitucional, esta vez compuesto por 24 personas designadas por el Congreso y 51 representantes elegidos por el pueblo chileno, para elaborar el nuevo borrador.
Es este borrador revisado el que se les pide a los chilenos que aprueben o rechacen este domingo.
La encuesta sugiere que el segundo borrador también podría no lograr el apoyo necesario para entrar en vigor: el 46% dice a los encuestadores que planean votar en contra del borrador y sólo el 38% dice que lo apoyará, mientras que el 16% aún está indeciso.
Si bien el primer borrador fue ampliamente criticado por ser “demasiado de izquierda”, algunos votantes dijeron que el segundo borrador era demasiado de derecha.
La senadora del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, advirtió que el nuevo texto supone un “paso atrás” en muchos aspectos de la vida social y política chilena, como las cuestiones de género. Otros críticos de izquierda argumentaron que la propuesta revisada no protegió adecuadamente los derechos de los pueblos indígenas.
En cuanto al tema del aborto, por ejemplo, los críticos de izquierda consideran que el texto propuesto es demasiado ambiguo y dicen que podría permitir futuras restricciones a los derechos reproductivos existentes.
A los críticos de izquierda tampoco les gusta el peso dado a los derechos de propiedad privada y el hecho de que el nuevo texto consagre la participación del sector privado en la provisión de servicios básicos como salud, educación o pensiones.
Algunos la han descrito como más conservadora que la actual constitución que busca reemplazar.
Los partidarios del nuevo plan dicen que ofrece a las personas más opciones al permitirles decidir si prefieren proveedores públicos o privados para los servicios básicos.
Natalia González, miembro del consejo constitucional, escribió en X, lo que solía ser Twitter: “Si al país le va bien, entonces [the Chilean people] Podemos elegir, pero si no, no tenemos por qué permanecer prisioneros. Esas libertades están protegidas en la nueva Constitución”.
Los republicanos de derecha, que ocupan la mayoría de los escaños en el consejo constitucional, apoyan el nuevo borrador.
El líder del partido y ex candidato presidencial, José Antonio Kast, instó a “los chilenos que el año pasado votamos ‘en contra’, ahora debemos votar a favor, a favor del cambio, a favor de la mejora”.
El gobierno del presidente Gabriel Boric, el exlíder estudiantil de izquierda que derrotó a Kast en 2021, ha sido acusado por la oposición de promover abiertamente una opción de “rechazo”.
El presidente Boric ha dicho que si se rechaza el nuevo borrador, no presionará para que se reescriba de nuevo.
En tales casos, la constitución actual seguirá vigente, aunque se podrán proponer enmiendas y cambios.
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