SANTIAGO, Chile – Las protestas que se han apoderado de Chile durante casi tres semanas exigiendo mejores salarios y pensiones, así como una distribución más equitativa de la riqueza, disminuyeron el martes.
Los chilenos que pedían mejores servicios sociales inundaron nuevamente el centro de Santiago, un día después de feroces enfrentamientos entre la policía y los manifestantes.
Pero a la reunión del martes asistieron sólo entre 2.000 y 2.500 personas, según estimaciones de Felipe Guevara, alcalde del área metropolitana de Santiago. La misma plaza acogió anteriormente a 1,2 millones de manifestantes.
La policía utilizó gases lacrimógenos, cañones de agua e intrusos encapuchados para dispersar a la multitud.
Javiera Martínez, una estudiante de 23 años, dijo a The Associated Press que todavía estaba protestando porque “las demandas no se han cumplido, no quieren escuchar el descontento social”.
Bastian Marín, de 29 años y empresario, atribuyó estas pequeñas protestas al hecho de que la gente tiene que trabajar.
“Es difícil reunir el mismo número de personas todos los días”, afirmó, añadiendo que se esperaba que las manifestaciones previstas para el viernes fueran mucho más numerosas.
También se produjeron pequeñas protestas en otras ciudades chilenas.
En Concepción, una ciudad a unos 500 kilómetros (300 millas) al sur de Santiago, personas con la cabeza cubierta saquearon un banco en medio de protestas, sacaron muebles y les prendieron fuego en la calle.
Los disturbios comenzaron hace 19 días por un aumento en las tarifas del metro, pero ahora se han convertido en un movimiento masivo que exige varios cambios. El gobierno de centroderecha de Chile ha respondido con una serie de propuestas de mejoras sociales, que aún deben ser aprobadas por el Congreso.
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