Los científicos realmente no saben por qué algunas personas manejan mejor la comida picante que otras, pero existen varias teorías. Por ejemplo, un estudio de 2012 publicado en Fisiología y Comportamiento encontró que del 18% al 58% de nuestra capacidad para tolerar la comida picante es genética. Otra teoría es que las personas expuestas a alimentos picantes desde una edad temprana tienen una mayor tolerancia hacia ellos. Además, la cantidad de células receptoras del gusto que reaccionan a la capsaicina varía entre los individuos, lo que puede afectar la forma en que percibimos el picante.
Con un poco de práctica, puedes desarrollar una tolerancia a las comidas picantes. La clave es comenzar poco a poco y aumentar la sazón gradualmente. Primero, agregue una pizca de pimienta negra o un poco de chile suave a su comida. Mejor aún, deje que la escala Scoville guíe su elección. Este sistema se utiliza para medir el picante de los chiles y otras especias. Por ejemplo, los chiles jalapeños son más suaves que los chiles habanero o cayena, pero más picantes que los chiles dulces. Comience en la parte inferior de la escala Scoville y avance con el tiempo.
En una nota similar, agregue un poco de Tabasco u otra salsa picante a su dieta diaria. Haga esto durante unos días seguidos, vea cómo reacciona su cuerpo y ajuste los condimentos según sea necesario. Si, por ejemplo, te parece bien comer una salsa más suave, da un paso más y espolvorea hojuelas de pimiento rojo sobre tu asado, sopa, pasta o pizza casera.
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