Según un informe de 2019 de la Agencia Internacional de Energía, producir toda la producción industrial actual de hidrógeno a partir de electricidad daría como resultado una demanda de electricidad de 3600 TWh. Esto es casi 1000 TWh más que toda la producción de energía de la UE el año pasado, de los cuales solo el 39,4% provino de energías renovables. Y eso es solo para igualar la producción actual de hidrógeno, no el excedente necesario para la industrialización masiva de los combustibles electrónicos; utilizando electricidad que no es demasiado derrochadora de los coches eléctricos de batería.
Yoann Gimbert, analista de movilidad eléctrica para el grupo de cabildeo ambiental Transport & Environment, dijo en octubre de 2022 que el uso de combustibles electrónicos en automóviles y vehículos comerciales es riesgoso “[sucking] electricidad renovable necesaria para el resto de la economía”. Gimbert agregó que los combustibles electrónicos deben transferirse a aviones y barcos, que aún no pueden usar baterías para la descarbonización.
No obstante, el impulso sigue aumentando a nivel mundial. El socio de combustible electrónico de Porsche, Highly Innovative Fuels, comenzó la producción en su planta de Haru Oni en Chile en diciembre pasado y recientemente dio luz verde para una segunda fábrica en Texas, EE. UU.
Steve Sapsford, consultor independiente y asesor del especialista en combustibles sostenibles de Coryton, dijo a Autocar: “El truco consiste en utilizar los recursos para obtener el mejor resultado general. Sobre la cuestión de la electricidad renovable, el argumento principal es que se deben crear combustibles electrónicos donde haya energía renovable abundante/excesiva.
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